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CARLA BRUNI «No promises»


«Loft parisino de suelo de madera. Luz primaveral, de las primeras horas de la tarde. Buena temperatura, como para estar por casa en camisón de tela fina. Días de descanso, un buen libro, un vinilo de compañía en el tocadiscos y un bloc de notas. Muchas lámparas, el sonido de la madera al caminar, una guitarra dobro, un micro, una mesa de mezclas casera, y una envidiable estantería repleta de CD’s. La colada en un cesto para más tarde

Toda esta imagen en palabras no sólo es la descripción e imaginación que provoca la sugerente portada del nuevo, segundo, trabajo de la ex-modelo Carla Bruni, sino también son los momentos y contextos evocadores a donde nos llevan los sonidos de sus canciones.
Lo cierto es que sus discos no causarán revuleo, eso creo. No son canciones redondas, impactantes o sobresalientes en su construcción. Tampoco creo que se convierta en un referente, lo cierto es que no está inventando nada, pero… que más da. Sus canciones son bonitas, desnudas, minimalistas, muy cercanas, muy poéticas. Y por eso gustan, sobre todo, cuando se utilizan de compañía.

Carla ha cambiado en la cuestión idiomática, a diferencia de su predecesor «qualqu’um m’a dit», cantado en francés, ahora ha apostado por el inglés pero sin perder ese sonido tan personal y nostálgico, tan, en definitiva, «europeo» de la «chanson». Sus arreglos guardan similitudes con el pasado y su suave manera de susurrar las palabras, tan presentes, tan cerca de tu oído sigue siendo una característica personal de su estilo. La producción tan esquisita como elegante, su sencillez la mayor virtud. En esta entrega ha apostado por convertir en canciones textos de mujeres escritoras como, por ejemplo, Emily Dickinson.

Destacables el single Those dancing days are gone, Autumn y la preciosa Before the world was made, algunos ejemplos del talento de esta bella mujer que se sale del cliché de chica modelo.

Ojala otras siguan de forma parecida tus pasos

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